El oro se prueba en el fuego
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Escrito por: Jacobo Colón
El día 20 de diciembre de 2024, en una importante plaza comercial de Santo Domingo Este, me encontré con un dirigente político con quien mantengo una relación de amistad desde hace más de siete años. Se trata de un destacado líder del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Me sorprendió verlo comprando golosinas, manzanas, arroz, habichuelas, aceite y otros productos característicos de la época navideña.
Como actualmente no ocupa ninguna posición de dirección en el Estado ni ostenta la curul de diputado, le pregunté las razones de tal acto de solidaridad, que comúnmente se asocia con funcionarios, diputados, alcaldes o regidores.
Su respuesta me dejó impresionado:
“La solidaridad no depende de la posición que se ocupa, es un acto de sacrificio y desprendimiento hacia quien lo necesita”.
Luego agregó textualmente:
“No necesito ser diputado ni tener una posición para ir en auxilio de mi gente.”
Sinceramente, esa respuesta aumentó mi aprecio y admiración hacia el exdiputado Carlos De Jesús.
Ese encuentro me permitió reflexionar sobre las cualidades poco comunes de Carlos De Jesús, especialmente entre los políticos de hoy en día.
Todo indica que aún hay esperanza en gran parte de la juventud que ha incursionado en la política, particularmente en los jóvenes de la nueva camada de Santo Domingo Este.
Muchos miembros del PRM pensaron que la reacción de Carlos De Jesús sería diferente cuando le fue arrebatada la candidatura a diputado. Creyeron que actuaría con inmadurez política, algo común en los jóvenes.
Se quedaron esperando improperios, ataques a su partido, protestas en medios de comunicación o incluso una impugnación ante el Tribunal Superior Electoral. Algunos pensaron que tomaría el camino que otros han recorrido: abandonar el partido y buscar una candidatura en otra institución política.
El futuro de Carlos De Jesús era tema de conversación frecuente entre los perremeístas de la circunscripción No. 2 y de otros partidos.
Reconozco que yo también esperaba lo peor.
Sin embargo, contrario a todo pronóstico, se quedó en su partido. No solo permaneció fiel, sino que se entregó de lleno a la campaña municipal, logrando un triunfo contundente como coordinador del candidato a la alcaldía por el PRM en la circunscripción No. 2.
Demostró cualidades que muchos dirigentes con más tiempo y edad no poseen.
La actitud de Carlos De Jesús es una clara muestra de inteligencia emocional, una virtud que muchos políticos de su propio partido aún no logran desarrollar, y que les lleva a hacer rabietas o incluso abandonar sus filas.
Como bien dice la Biblia: “El oro se prueba en el fuego.”
Carlos De Jesús enfrentó su prueba de fuego en 2024, cuando fue despojado de la candidatura a diputado en favor de un allegado de otro partido. En lugar de rendirse, se reintegró rápidamente, asumió su compromiso con la campaña municipal, y con renovada fe apoyó la candidatura presidencial de Luis Abinader.
Este comportamiento demuestra madurez política, inteligencia emocional, formación profesional y, sobre todo, lealtad a su partido.
Carlos De Jesús tiene mucho que enseñar a quienes todavía practican la vieja política.
Aunque no pertenezco a su partido, reconozco que exaltar las virtudes de los amigos es un acto de justicia.
A quien actúa de esta manera le espera, sin duda, un futuro brillante.