Dominicana preside la Internacional Socialista de Mujeres
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Escrito por: Janet Camilo
Iniciando este año quiero compartir con ustedes uno de los logros más importantes en mi carrera política, hasta el día de hoy, llegar a ser electa presidenta mundial de la Internacional Socialista de Mujeres.
En el pasado año, en el mes de noviembre, viaje a Madrid a participar en el congreso de la Internacional Socialista, donde se renovarían sus autoridades. Fue uno de esos viajes donde uno sube al avión llena de expectativas, con muchas ganas de lograr un objetivo que me había planteado varios años atrás, una de esas metas que en principio se ven sueños inalcanzables, pero que poco a poco uno va logrando paso a paso plasmar en realidades.
Al cumplirse 77 años de la fundación de la Internacional Socialista de Mujeres, que tiene como precedente la primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en 1907, me propuse ser la presidenta mundial, hasta ese momento era vicepresidenta mundial, un gran desafío ya que por primera vez sería liderada por una mujer moldeada en las filas partidistas socialdemócratas latinoamericana y caribeña, lo que representa para mí un honor y un alto compromiso. Sé que Peña Gómez estaría muy contento con este logro.
Gracias al apoyo de mi PRD, de Miguel Vargas, de Peggy Cabral y de mi familia, llevo unos 15 años construyendo una carrera política, me he formado para ello, he sacrificado cosas, he apoyado a mujeres en el mundo, siempre llevando conmigo mis ideas y fuerza a favor de la igualdad entre hombres y mujeres. El PSOE ha sido un partido aliado que siempre me ha brindado apoyo, desde donde el presidente Pedro Sánchez y su equipo también me impulsaron para lograr este gran paso. Les quiero compartir en esta entrega el discurso que di en la clausura del congreso de la Internacional Socialista ese histórico domingo 27 de noviembre, en un escenario donde estaba concentrado el liderazgo mundial de la Internacional Socialista:
Buenas: Como ustedes saben vengo de la República Dominicana, un país colocado justo en el corazón del Caribe. Por mucho tiempo, a las y los dominicanos se nos ha enseñado que somos un país muy especial y algunos datos históricos nos llevan a creerlo: nuestra capital, Santo Domingo, es la ciudad primada de América, la Universidad Autónoma de Santo Domingo es la primera del nuevo mundo.
En las conquistas de las mujeres, mi país también tiene un sitial especial: fue una dominicana, Minerva Bernardino, quien logró que las Naciones Unidas reconociera el derecho de la mujer a elegir y ser elegidas. El día internacional por la eliminación de la violencia contra la mujer es un homenaje a las hermanas Mirabal, tres mujeres dominicanas, originarias de Salcedo mi tierra natal, que ofrecieron su vida en la lucha por la libertad y la democracia.
Gracias a José Francisco Peña Gómez, mi partido, el Revolucionario Dominicano, fue el primer partido de América Latina en establecer en sus estatutos una cuota de participación para las mujeres en cargos electivos y de dirección partidaria, que luego, gracias a la visión de Miguel Vargas se convirtió en paridad de género.
Por eso, como mujer, como dominicana, como feminista y como perredeísta ha sido un alto honor para mí ser electa en este Congreso como la primera latinoamericana en la presidencia de la Internacional Socialista de Mujeres.
Decía que las y los dominicanos hemos crecido pensando que tenemos un país muy especial, pero cuando uno conoce la realidad que vive el mundo de hoy, sobre todo en lo relativo a los derechos de las mujeres, nos damos cuenta que tenemos un camino muy largo por recorrer y muchos desafíos que afrontar.
Recientemente, el Banco Mundial publicó un informe que retrata claramente la gran brecha que existe entre hombres y mujeres, les comparto algunas cifras: 2,400 millones de mujeres en edad de trabajar no tienen igualdad de oportunidades económicas. En 86 países, las mujeres enfrentan algún tipo de restricción laboral, y 95 países no garantizan la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor. De los 193 Estados reconocidos por la ONU, apenas 12 tienen paridad jurídica entre géneros, todos miembros de la OCDE.
Como vemos, el panorama para las mujeres alrededor del mundo sigue siendo difícil y lleno de complejidades asociadas a aspectos de religión, etnia y preferencia sexual. El trabajo que tenemos por delante es arduo y sé que en muchas ocasiones las mujeres socialistas, socialdemócratas y laboristas que integramos la Internacional Socialista estaremos tentadas a pensar que la anhelada igualdad entre hombres y mujeres seguirá siendo un sueño.
Pero ¿saben qué? Yo prefiero enfocarme en lo que podemos hacer juntos para convertir cada obstáculo en un escalón más hacia la meta. Si, es cierto que la brecha de género es enorme, pero igual de cierto es que vivimos en una sociedad cada vez más consciente de la importancia de cerrar esa brecha de manera definitiva.
Por eso salgo de este Congreso llena de esperanza en esta nueva etapa de la Internacional Socialista, porque Pedro Sánchez es un líder convencido, decidido a darle más participación y más poder a las mujeres y, sobre todo, enarbola en su discurso la necesidad de que la Internacional Socialista asuma con firmeza, determinación y coraje la bandera de la igualdad entre hombres y mujeres.
Además, el hecho de tener a una mujer comprometida con los derechos de las mujeres como Benedicta Lasi en la secretaría general de la Internacional, nos da plena garantías de que la voz del socialismo en defensa de las mujeres se escuchara más fuerte que nunca.
Termino estas palabras: llena de alegría, optimista, plena de esperanza y sobre todo convencida de que la socialdemocracia que viene es feminista, porque es la única vía hacia una mejor vida para toda la humanidad.