Cuando el mundo toca la puerta y el municipio no abre
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“Una mirada a la falta de visión, estructura y alineamiento diplomático en la gestión internacional de los gobiernos locales dominicanos”
Lic. Darlin Tiburcio Jiménez
Las oportunidades internacionales existen; lo que suele faltar es que los municipios estén preparados para recibirlas con legitimidad. En la República Dominicana, la cooperación internacional y los procesos de hermanamiento entre ciudades no son una novedad, pero siguen siendo un terreno inexplorado o mal gestionado por gran parte de los gobiernos locales. Embajadas, agencias de cooperación, organismos multilaterales y bancos de desarrollo mantienen programas de apoyo, pero la ausencia de estructura técnica, continuidad administrativa y alineamiento diplomático en los ayuntamientos genera un vacío que reduce drásticamente su acceso a dichos recursos.
En muchos municipios persiste la idea de que la cooperación internacional es un favor y no una función pública sujeta a normas, procedimientos y responsabilidades. De ahí que unos pocos gobiernos locales hayan logrado acceder a donaciones significativas —como camiones compactadores o de bomberos a través de la Embajada del Japón— mientras la mayoría ni siquiera presenta un proyecto durante toda una gestión. No es que falten oportunidades; lo que falta es visión, estructura y planificación.
El problema comienza cuando los municipios no comprenden que su legitimidad ante la cooperación internacional depende de tres factores esenciales: transparencia, capacidad técnica y coherencia institucional. Sin estos elementos, cualquier carta de intención o solicitud se convierte en un documento simbólico sin posibilidad real de ejecución o financiamiento. La ausencia de unidades de cooperación, departamentos de planificación débiles o inexistentes, y la falta de reglamentos internos que establezcan cómo y con quién gestionar acuerdos internacionales, provocan que las alcaldías pierdan valiosas oportunidades.
Además, muchos gobiernos locales no respetan el encadenamiento técnico que debe acompañar toda iniciativa: acta del Concejo de Regidores, perfil de proyecto validado con el Plan Municipal de Desarrollo (PMD), alineación al Plan Nacional Plurianual del Sector Público (PNPSP), y revisión previa del Ministerio de Relaciones Exteriores (MIREX) o de la Federación Dominicana de Municipios (FEDOMU). El MIREX, a través de su Dirección de Diplomacia Especializada, ha establecido lineamientos claros sobre la diplomacia de ciudades y los procesos de hermanamiento. Dichas directrices —respaldadas por el acuerdo interinstitucional entre el MIREX y FEDOMU— reconocen que las alcaldías son actores fundamentales en la proyección internacional del país. Sin embargo, la mayoría de los gobiernos locales no aprovecha ese marco de acompañamiento, ni cumple con las etapas establecidas: conformar comisión técnica, definir ciudad contraparte, elaborar perfil conjunto, aprobar resolución y formalizar carta compromiso.
El marco jurídico nacional otorga herramientas suficientes para que los municipios gestionen cooperación con orden y transparencia. La Ley 176-07 sobre el Distrito Nacional y los Municipios otorga a los ayuntamientos autonomía funcional y la facultad de suscribir acuerdos nacionales e internacionales en el ámbito de su competencia. La Ley 498-06 sobre Planificación e Inversión Pública establece la obligación de alinear todo proyecto con los planes de desarrollo. La Ley 368-22 sobre Ordenamiento Territorial refuerza la articulación espacial de las iniciativas internacionales con los usos de suelo y los objetivos locales. Por su parte, la Ley 107-13 sobre Procedimiento Administrativo garantiza la debida transparencia y publicidad en los actos municipales. Finalmente, la Ley 47-25 de Contrataciones Públicas —que sustituye a la 340-06 y a su reglamento 606-10— fortalece la transparencia y el control en las adquisiciones vinculadas a proyectos internacionales.
Estas leyes no necesitan reinterpretarse, sino aplicarse de manera sistemática y coordinada. Su articulación práctica entre el MIREX, el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), el Ministerio de Hacienda y las alcaldías es clave para garantizar la legalidad, la eficiencia y la sostenibilidad de los proyectos que reciban fondos o cooperación extranjera.
Muchos ayuntamientos envían solicitudes sin línea base, sin indicadores ni presupuesto desglosado, y sin respaldo del Concejo de Regidores. En otros casos, se firman cartas de intención que nunca se ejecutan, se reciben equipos sin plan de mantenimiento o se incumplen los reportes de seguimiento exigidos por el cooperante. Esto afecta no solo la credibilidad del municipio, sino también la del país ante la comunidad internacional. La cooperación internacional no admite improvisación. Cada acuerdo debe pasar por un proceso de revisión técnica y legal, y toda donación o proyecto requiere respaldo documental, plan de ejecución, informes financieros y técnicos, y auditorías de cumplimiento. Los ayuntamientos que no entienden esto confunden gestión diplomática con relaciones públicas, y terminan cerrando puertas que podrían haber abierto desarrollo.
Para revertir esta realidad, los gobiernos locales deben asumir un modelo de cooperación municipal planificada y regulada. Crear o fortalecer la Unidad de Cooperación Internacional mediante resolución del Concejo, con personal técnico y reglamento interno, es el primer paso. Integrar la cooperación al Plan Municipal de Desarrollo (PMD) y al Presupuesto Participativo como eje transversal, aprobar un protocolo de coordinación con el MIREX, FEDOMU y el MEPyD para toda gestión o proyecto internacional, establecer bases de datos actualizadas de comercios, organizaciones y actores locales que puedan participar o beneficiarse de proyectos internacionales, y garantizar rendición de cuentas periódica conforme a la Ley 200-04 de Libre Acceso a la Información Pública, son acciones imprescindibles. También se debe alinear los arbitrios municipales a la prestación real de servicios derivados de acuerdos o donaciones, evitando confundirlos con impuestos estatales.
La diplomacia municipal no consiste en tener relaciones casuales con embajadas, sino en articular proyectos técnicos que respondan a necesidades concretas del territorio. La cooperación internacional bien gestionada puede financiar programas de residuos sólidos, agua potable, reforestación, gestión ambiental, alumbrado público, y fortalecimiento institucional. Pero para lograrlo, los gobiernos locales deben ordenar su gestión, documentar sus procesos y garantizar transparencia. Los hermanamientos de ciudades, como promueve el MIREX, no son meras ceremonias protocolares: son instrumentos de política pública que fomentan el intercambio técnico, la transferencia de conocimientos, la cultura y el desarrollo sostenible.
Todo municipio puede comenzar por tres pasos concretos: identificar una prioridad territorial validada en su PMD, elaborar un perfil de proyecto breve con indicadores verificables, línea base y presupuesto, y registrar oficialmente la iniciativa en el MIREX o FEDOMU solicitando acompañamiento para su gestión ante posibles cooperantes. En menos de seis meses, un gobierno local con visión y voluntad puede presentar dos proyectos formales al año y convertirlos en modelos replicables en otras demarcaciones.
La cooperación internacional no es un privilegio: es una herramienta de desarrollo local que requiere técnica, orden y legalidad. Los municipios dominicanos están llamados a superar la improvisación y a actuar como verdaderos actores diplomáticos, con capacidad para gestionar recursos, cumplir compromisos y rendir cuentas. El alcalde que respeta los procedimientos, el Concejo que respalda con actos claros y el equipo técnico que documenta y da seguimiento, convierten al municipio en un socio confiable ante el mundo. Así, cuando el mundo toque la puerta, el municipio no solo abrirá; sabrá hacia dónde conducir al visitante, qué necesita su gente, cómo se gestiona y cómo se sostiene lo alcanzado. Esa es la verdadera madurez institucional: transformar la oportunidad en desarrollo, y la cooperación en confianza.
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Colección: Territorio y Nación – Ensayos sobre Desarrollo Municipal, Político y Social.



