¿Dónde está escrito que el médico tiene que inmolarse?
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Autor: Santiago Castro Ventura
En una ocasión que los médicos reclamábamos un reajuste en el pírrico salario que siempre hemos recibido, escribí un artículo intitulado «Hipócrates en el supermercado», estableciendo que los médicos somos seres humanos como los demás y también tenemos necesidades personales y familiares, que cuando llegaba el momento de pagar en el supermercado no nos convalidaban la compra si enseñábamos el Juramento Hipocrático.
Dije en esa ocasión y reitero que si Hipócrates hubiese vivido en esta época ocuparía el primer lugar entre los huelguistas, porque él nunca enfrentó problemas económicos porque sus actividades fueron amparadas por el emperador Pericles en la edad de oro de Grecia.
Hoy, funcionarios inefables y bocinas pagadas pregonan que los médicos tienen que inmolarse frente a la epidemia de COVID-19, pero ellos no se arriman a un hospital.
¿Dónde está escrito que el médico tiene que inmolarse? El médico está llamado a correr los riesgos necesarios frente al paciente, pero el estado está en la obligación de proporcionar toda la bioseguridad adecuada a esta profesión que siempre ha tenido sus riesgos, por eso el uso de la bata para protegernos, eso no es para lujo. Acaso los bomberos no usan capas, mascarillas con oxigeno y demás aditamentos de protección para apagar un fuego.
Ese mismo derecho tienen los médicos y se debe reclamar de modo militante, ¿qué es lo quieren, qué primero se mueran 15 médicos, como en Italia, para luego adquirir los medios de bioseguridad?
Santiago Castro Ventura es médico, egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Tiene una maestría en historia. En 2005 y 2006 obtuvo el Premio Nacional de Historia José Gabriel García.
Es autor de varios libros como “La intelectualidad de América un tormento para Trujillo”, “El juego de San Andrés: génesis, evolución y feliz ocaso”, “Salomé Ureña Jornada Fecunda”, “Legislación Sanitaria Dominicana”, “Lo patológico en la inspiración literaria”, “Enfermedades de dominicanos célebres”, “Enfermedades de latinoamericanos célebres”, “Trujillo, perversidad hereditaria” y “Andanzas patrióticas de Luperón”, entre otros.