Vecinos de AERODOM languidecen en la pobreza
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Mientras los vecinos del sector La Caleta, comunidad que colinda con el Aeropuerto Internacional de Las Américas Dr. José Francisco Peña Gómez (AILA), sobreviven entre calles polvorientas, falta de servicios y escasas oportunidades de empleo, la empresa Aeropuertos Dominicanos Siglo XXI (AERODOM), filial de VINCI Airports, obtiene enormes beneficios en dólares.
Sin embargo, nada de eso se refleja en la comunidad de La Caleta que la rodea.
Lo más preocupante es que AERODOM no da a conocer iniciativas claras de responsabilidad social.
No se conocen proyectos concretos para mejorar la vida de sus vecinos, quienes conviven cada día con el ruido de los aviones.
Para muchos, es como si la concesionaria operara de espaldas a la realidad de la gente.
Escuelas deterioradas, aceras destruidas, problemas de agua potable y basura acumulada forman parte del día a día de estos barrios, que solo ven cómo los aviones despegan y aterrizan sin que su vida cambie para mejor.
En este panorama, hay que felicitar al presidente Luis Abinader, porque gracias a su firmeza en la renegociación del contrato, AERODOM se vio obligada a destinar 700 millones de dólares para obras en las comunidades.
Ese dinero no fue fruto de la buena voluntad de la concesionaria, sino de la exigencia del Gobierno en defensa del interés nacional.
La lección es clara: sin presión, AERODOM no mueve un dedo por la gente.
Y es lamentable que una empresa francesa que gana tanto en suelo dominicano no haya comprendido, por cuenta propia, que la verdadera grandeza no está solo en manejar aeropuertos modernos, sino en compartir el progreso con sus vecinos.