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Por: Valentín Rosado Vicioso

Con nuestra mejor intención, pensamiento lógico y defensa de los más sanos intereses de la nación, quisiera que el presente escrito sea tomado como una invitación a la reflexión, con el objetivo de evitar situaciones no deseadas ante el llamado a la marcha que se llevará a cabo en Friusa el día de mañana, 30 de junio de 2025.

Con el permiso de los respetados lectores, les cuento que hace años leí una de las obras más trascendentales de un connotado filósofo jesuita originario del antiguo Reino de Aragón. Junto con otros importantes escritos de su autoría, como El Discreto (1646) y El Héroe (1637), estos textos resultaron ser de gran impacto dentro del género de la prosa didáctica en la época medieval. Se trata de Baltasar Gracián, autor de El Arte de la Prudencia (1647), obra de la que me he tomado la libertad de extraer varios fragmentos y compartirlos con ustedes, extrapolándolos al contexto del llamado a una «marcha patriótica» convocada por miembros de la Antigua Orden Dominicana para este domingo 30 de marzo de 2025, en el sector de Friusa, municipio de Bávaro, en la provincia La Altagracia, República Dominicana.

Es preciso recordar que en dicha obra Gracián utilizó una gran cantidad de aforismos, cuyo fin era normar, explicar e instruir sobre la conducta humana. Así, conceptualizaba: “No tengas pasiones. Es la más alta cualidad de la mente. Nos libera de los bajos impulsos.” Parafraseando a Gracián, el hombre ha de lidiar con sus impulsos, los cuales, en ocasiones, conducen a errores garrafales que deterioran o destruyen la conducta humana, provocados por un accionar apasionado e incorrecto en base a una situación determinada.

Cuando se está ante la presencia de actuar bajo altos niveles de pasión, es fundamental tener cuidado con los impulsos, ya que ignorarlos podría llevar a actuaciones fuera de control, que luego generen arrepentimientos y lamentaciones. A fin de fortalecer lo anterior, es oportuno mencionar la conceptualización de Aristóteles sobre la pasión, similar a lo sustentado por Gracián: “La pasión es un tipo de cambio o movimiento que se refiere a la mutación de una cualidad, lo cual comporta siempre una alteración producida por la acción de un contrario.”

Es probable que Aristóteles haya querido señalar que, cuando se actúa con pasión sin medir las consecuencias, en algún momento se podría estar ante la provocación, como motor de impulso o chispa que enciende la llama de una explosión.

Continuando con los aforismos de Gracián, él sostenía que “no te dejes dominar por tu imaginación”. Cuando uno se deja dominar por la imaginación, se acerca a actuar guiado por los impulsos, pero con la agravante de que, en este caso, se parte de suposiciones y no se dominan los impulsos, lo que puede llevar a decisiones irracionales.

Asimismo, Gracián afirmaba: “Evita perder tu reputación.” Cuando, a base de esfuerzo, trabajo continuo, sacrificio, lealtad y patriotismo, se alcanza un alto nivel de credibilidad dentro de un colectivo —como podría ser, por ejemplo, un grupo de personas que luchan por la defensa de los intereses nacionales de un Estado— es crucial tener mucho cuidado al actuar. Actuar con pasión en nombre de una causa justa, pero dominado por impulsos y emociones desmedidas, puede poner en peligro una reputación construida con esfuerzo, debido a decisiones poco pensadas, irracionales e ilógicas.

Quizás no sea quién para invitar a la reflexión o moderación con respecto al llamado a una “marcha patriótica” en Friusa, pero es importante considerar que convocar a una marcha en ese lugar exhibiendo patriotismo puede ser una provocación a niveles desproporcionados. Aclaro que no se está en desacuerdo con la reivindicación de una causa justa, sino con el lugar específico en el que se llevaría a cabo. A propósito, surge la pregunta: ¿qué ha pasado con los lugares tradicionales de reivindicaciones colectivas ubicados en el Distrito Nacional, como el Palacio, el Congreso, la Plaza de la Bandera, el Parque Independencia? ¿Se han vuelto obsoletos? ¿Ya no son adecuados para exhibir patriotismo o reivindicar una causa justa? Ojalá esta convocatoria no esté influenciada por grupos que intenten «pescar en río revuelto».

En consecuencia, se debe ser justo: Friusa no nació ayer ni en los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), ni mucho menos en el actual Partido Revolucionario Moderno (PRM). Friusa ha sido el producto de un asentamiento irregular que data de más de cuarenta años, una situación que tanto los gobiernos, las autoridades y, sobre todo, los pobladores cercanos, ignoraron, sin tomar medidas para evitar que se convirtiera en lo que es hoy.

Es probable que quien suscribe este artículo haya cargado parte de esa culpa, ya que, en el pasado, durante tres oportunidades le correspondió ser Director Nacional de la Policía Preventiva y, posiblemente, no promovió las acciones necesarias para evitar lo que comenzó como una invasión de terrenos, construcción de viviendas ilegales e instalación de negocios informales en esa zona.

En este sentido, dado que no tenemos certeza sobre la legalidad de los terrenos donde se ha erigido lo que hoy es Friusa, no estamos ante una simple invasión de terrenos que comenzó en una finca privada o tal vez en predios baldíos del Estado. La triste realidad es que Friusa es hoy un «Pequeño Haití», enclavado en el principal polo turístico del país, donde la ilegalidad, la insalubridad, el desorden y la informalidad predominan, junto con todos los males que de allí se derivan. Los alrededores del Mercado Modelo en el Distrito Nacional son un claro ejemplo de lo que sucede en mayor escala en Friusa.

Sin embargo, Friusa no nació como una “comarca” exclusiva habitada solo por haitianos. Desde sus inicios, allí han convivido haitianos, dominicanos y personas de otras nacionalidades, algunos de los cuales, desde hace tiempo, han establecido pequeños hoteles, pensiones, cafeterías, colmados, ferreterías, bancas de apuestas, farmacias, salones de belleza, bares y puestos ambulantes para la venta de frituras, ropa usada, frutas, verduras, víveres, legumbres y otros artículos de mercado.

Aunque el autor no posee cifras exactas, de acuerdo con las investigaciones realizadas para este escrito, está claro que más del 70% de la población de Friusa es de origen haitiano, mientras que el 30% restante está compuesto por personas de otras nacionalidades, incluyendo en su mayoría a los dominicanos que residen allí.

En resumen, el problema de hoy en Friusa no es solo el asentamiento irregular que ha existido durante décadas, sino que se presenta en dos vertientes que deben ser atendidas por el gobierno central: por un lado, el «despertar» de un grupo de patriotas dominicanos que perciben sus intereses amenazados, y por otro, los pobladores haitianos que se sienten dueños del territorio y hasta exigen al gobierno dominicano asfaltado de calles, mejoras en los servicios de salud, agua potable, electricidad, construcción de un mercado local, entre otras demandas.

Finalmente, quisi dejar claro que, de conformidad con el artículo 49 de la Constitución de la República Dominicana, “toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, ideas y opiniones, por cualquier medio, sin que pueda establecerse la censura previa”, y que “el derecho a la protesta también está protegido por los tratados internacionales de derechos humanos, donde se establece que las personas tienen derecho a manifestarse pacíficamente y que los Estados deben respetar, facilitar y proteger este derecho.”

En este caso particular, el autor es respetuoso de los derechos que, conforme a la Constitución y los tratados internacionales, les asisten a las personas. No obstante, invita a los organizadores de la marcha en Friusa a reflexionar. En caso contrario, invita al gobierno dominicano a tomar las medidas necesarias para garantizar la seguridad en general.

Muchas gracias.

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