Irán condena a 10 militares por el derribo de avión ucraniano
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Un tribunal de Irán condenó hoy a 10 militares a penas de prisión de entre 1 y 13 años por su implicación en el derribo de un avión de pasajeros ucraniano en enero de 2020, que causó la muerte de sus 176 ocupantes.
El comandante que ordenó el derribo del Ukraine International Airlines (UIA) fue condenado a tres años de prisión por el homicidio de los pasajeros y a 10 años más por “ignorar los protocolos” de seguridad, informó la agencia Mizan, del Poder Judicial.
Derribado por “ignorancia” y por “error”
El tribunal determinó que el comandante derribó el avión por “ignorancia” y por “error”, al confundir el vuelo ucraniano con un elemento “hostil”.
El militar, el principal acusado del caso y cuya identidad no ha sido desvelada, cumplirá 10 años de prisión, la más alta de las dos penas, y deberá pagar además una multa a los familiares de las víctimas.
Otros nueve efectivos de las Fuerzas Aéreas del país fueron condenados a penas de entre uno y tres años de prisión por el derribo del vuelo.
Mizan indicó que la decisión judicial se alcanzó tras 20 vistas y “detalladas investigaciones” llevadas a cabo durante tres años.
“El estudio de este caso ha sido uno de los procesos judiciales más importantes, sensitivos y complejos de los últimos años en el país”, indicó Mizan.
Los condenados pueden apelar las sentencias en 20 días.
Irán además pagará 150.000 dólares a cada familiar de las víctimas, según Mizan, que no explicó cómo ni cuándo se realizará este pago.
Derribado con dos misiles
El Boeing 737 de Ukranian International Airlines (UIA) fue derribado con dos misiles poco después de despegar del aeropuerto de Teherán en la mañana del 8 de enero de 2020 con destino a Kiev.
En el vuelo viajaban 55 canadienses y 30 residentes permanentes de Canadá, además de ciudadanos de Irán, Ucrania, Suecia, Afganistán, Alemania y el Reino Unido.
Teherán atribuyó el derribo a un “un error” de uno de los operadores de los sistemas de defensa aérea de la Guardia Revolucionaria.
Irán alegó que sus Fuerzas Armadas estaban ese día en alerta porque esperaban represalias de Estados Unidos por haber bombardeado horas antes una base militar en Irak con tropas estadounidenses, un ataque que a su vez fue en venganza por el asesinato del poderoso general iraní Qasem Soleimaní.