Atacar al mensajero; La estrategia cobarde de algunos políticos
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Por: Jacobo Colón
La transparencia y la rendición de cuentas deberían ser los pilares fundamentales de cualquier institución pública. Sin embargo, es desgraciadamente común que algunos ministros y directores opten por la evasión antes que por la confrontación directa.
Son muchos los funcionarios que, en lugar de responder a las denuncias con hechos y argumentos consistentes, prefieren desviar la atención atacando al mensajero.
Este patrón no solo erosiona la confianza pública, sino que también revela una debilidad inherente en quienes lo practican.
Un ejemplo reciente de esta conducta es el del doctor Guido Gómez Mazara, presidente del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel), y su reacción ante una publicación del periodista Pavel Arias en el periódico digital El Munícipe.
Gómez Mazara denunció en sus redes sociales un supuesto intento de chantaje por parte de El Munícipe, alegando que el medio le solicitó una publicidad y, al negarse, recibió ataques en forma de publicaciones críticas.
Según sus propias palabras, este sería un “modelo” de ataque en las redes: pedir un anuncio, negarlo y luego enfrentar difamación.
Sin embargo, lo que resalta en esta situación no es el contenido de la denuncia en sí —que, por cierto, no ha sido refutado—, sino la inmediata descalificación del periodista Pavel Arias, a quien se le acusa de chantaje simplemente porque, hace un año, presentó una propuesta publicitaria a Indotel.
¿Acaso una propuesta legítima a una institución pública inhabilita a un periodista para ejercer su labor de denuncia?
Esa lógica es absurda, peligrosa y forma parte de un patrón de descrédito hacia los medios independientes, protagonizado desde hace tiempo por el propio Mazara.
Pavel Arias ha negado categóricamente las acusaciones de extorsión, explicando que la propuesta fue solicitada por el propio Indotel a los medios de Santo Domingo Este como parte de un proceso estándar.
Hoy, sin embargo, se evidencia que dicha solicitud fue manipulada con fines maliciosos.
Como director de El Munícipe, Arias ha enfatizado que su publicación fue responsable, basada en hechos y datos tomados del propio portal de Indotel, no en revanchas personales.
En cambio, Mazara ha optado por el camino fácil: atacar la credibilidad del mensajero para evitar referirse al mensaje.
Esta táctica no es nueva en la política dominicana, pero en este caso destaca por su hipocresía y su falta de empatía hacia un periodista honesto como Pavel Arias.
Guido Gómez Mazara no es más decente que Pavel Arias; simplemente es más conocido y ocupa un cargo de poder.
Su trayectoria política, marcada por controversias y querellas judiciales cuando se siente difamado, debería haberle enseñado a no difamar a otros sin pruebas.
Mazara es rápido para demandar cuando le conviene, pero parece olvidar esa lección al lanzar acusaciones infundadas contra un periodista que solo cumple con su deber de informar.
Esa doble moral lacera la libertad de prensa y envía un mensaje peligroso a los medios independientes: “critique al poder y será etiquetado como chantajista.”
Los funcionarios públicos deben responder a las denuncias con transparencia, no con descalificaciones personales.
Si la publicación de El Munícipe es falsa, Mazara debería refutarla con evidencia, no con ataques a la persona de Pavel Arias.
Al elegir el camino contrario, evade la responsabilidad y contribuye a la misma desinformación que dice combatir.
Figuras como Gómez Mazara deben entender que la impunidad en el ataque al mensajero no dura para siempre.
Los ataques de Guido Gómez Mazara a un comunicador honesto nos recuerdan que la verdadera integridad se demuestra respondiendo al mensaje, no intentando silenciar al mensajero.
Pavel Arias ha actuado con profesionalismo; ojalá Mazara aprenda de su ejemplo en lugar de combatirlo.